Mami aunque te equivoques te amo

Juan vivía con su madre y su hermanito menor. Su madre tenía que trabajar muy duro para poder mantenerlos y enviarlos al colegio, y Juan aún cuando solo tenía 10 años, se quedaba cuidando a

Juan vivía con su madre y su hermanito menor. Su madre tenía que trabajar muy duro para poder mantenerlos y enviarlos al colegio, y Juan aún cuando solo tenía 10 años, se quedaba cuidando a su hermanito de apenas 4 años.

Su madre le tenía prohibido salir a la calle y abrir la puerta mientras ella no estaba en casa.

Una tarde al regresar de su trabajo, la madre vio la casa sola, sus hijos no estaban, se llenó de angustia y rabia, la habían desobedecido y se habían ido seguro a jugar.

“Ya verá cuando aparezca” pensó muy molesta. 20 minutos después llego Juan con su carita roja y angustiada, pero ella no lo dejó hablar.

-Te dije que no podías abrir la puerta ni irte a la calle mientras yo no esté en casa, eres un niño desobediente, no puedo confiar en ti, me has defraudado.

Le dijo esto y sin pensar lo tomó por el brazo agitándolo. Juan muy asustado se soltó como pudo y salió corriendo de nuevo a la calle.

Ella pensando en salir a buscarlos, entró a su cuarto para ponerse un abrigo y consiguió una notita encima de su cama, la tomó y leyó, era una nota escrita por Juan que decía: “Madre mi hermanito se puso mal, me asusté mucho y lo llevé al médico, te esperaremos ahí, te ama Juan”

La madre se puso muy triste y una lágrima corrió por su mejilla, salió apresurada a buscar a sus hijos y encontró a Juan sentado en la acera, llorando, lo abrazó tan fuerte que casi lo deja sin aire.

-Perdóname hijo- dijo con lágrimas en los ojos

Juan separándola la miró a la cara y le dijo:

-No tengo que perdonarte mami, aunque te equivoques, te amo.

Moraleja: No siempre las cosas son lo que parecen.

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